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Disminución en la biodiversidad, reducción de los huertos caseros, monocultivo, pérdida de recursos naturales y dependencia de agroquímicos, son algunos de los problemas evidenciados en la zona del departamento dedicada a este cultivo.

“Hemos determinado, junto al agricultor, que se causan diferentes problemas a las áreas forestales y se utilizan una gran cantidad de recursos externos a la finca”, explica David Eduardo Álvarez, ingeniero agrónomo y estudiante de doctorado en Agroecología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira.

El estudiante, realizó un estudio para evaluar la sustentabilidad de la zona cultivada, caracterizó a las familias que se dedican a la producción de arveja y 1.067 fincas con el cultivo, ubicadas en los municipios de Ipiales, Córdoba, Cuaspud, Iles y Potosí, principales productores.

El departamento de Nariño, con el 54 %, se reconoce como el mayor productor de arveja en Colombia. Cada año se siembran entre 14.000 y 17.000 hectáreas de arveja y se producen aproximadamente 30.000 toneladas. Este cultivo agrupa a casi 8.000 familias de agricultores.

Los terrenos de la subregión sur, en donde se concentran la mayoría de cultivos de arveja, son quebrados o arenosos. Estas características, sumadas a la siembra constante de la leguminosa, afectan el suelo y causan pérdidas en su fertilidad.

El uso de productos sintéticos como plaguicidas causa problemas de salud a los agricultores y contaminación al ambiente y se requiere una evaluación critica a estas problemáticas.

El investigador afirma que es notoria la disminución de la biodiversidad de las fincas y la pérdida de huertas caseras, y cultivos tradicionales como la oca, maíz, papa nativa y quinua, pues están siendo reemplazados por el monocultivo de arveja. La dependencia por este cultivo no es solo económica, sino también para su seguridad y soberanía alimentaria.

Recursos en peligro

Para dominar el mercado nacional, los agricultores adoptaron un manejo agrícola convencional, que incluye la aplicación de agroquímicos y el uso de tutoraje, que consiste en un entramado de madera y fibra sintética de la cual cuelgan las plantas.

Por cada hectárea de arveja sembrada se necesitan, mínimo, 1.110 postes de madera, y entre 20 y 30 kg de fibra sintética para sostener las plantas.

Cada cuatro meses -duración del ciclo de cultivo de arveja- se queman o entierran los 20 o 30 kg de fibra sintética, aunque algunos agricultores, después del ciclo de cultivo, están recuperando la fibra utilizada. También se vislumbran proyectos para reemplazarlas por fibras biodegradables, pero hace falta su uso masivo.

Los postes implican una extracción grande de recursos maderables, pues se necesitan 1.110 postes que se obtienen de la tala en la zona, y se deben renovar, en promedio, cada tres años.

En las fincas se está determinando la sustentabilidad agroecológica, evaluando diferentes indicadores sociales, ambientales, económicos y técnico-productivos, que permiten analizar las redes sociales, la seguridad y soberanía alimentaria, el riesgo económico, la salud y rendimiento del cultivo y la calidad del suelo, entre otras características.

Cuando se obtengan los índices de sustentabilidad de estas fincas en donde se trabaja la agricultura convencional, se compararán con los datos de una finca en Duitama (Boyacá), en donde se cultiva arveja mediante el enfoque agroecológico, para determinar cuáles son los puntos críticos de sustentabilidad y cuáles son las potencialidades que se pueden adoptar en Nariño.

Conocer y validar la información sobre los puntos críticos de sustentabilidad le permitirá al agricultor establecer medidas de manejo adecuadas para mejorar las condiciones del cultivo y la finca.

El estudiante Álvarez cursa su doctorado mediante una beca del departamento de Nariño, en convenio con la Fundación Ceiba y la U.N. Este proyecto denominado “Estudio de la sustentabilidad de sistemas agrícolas de arvejas en el departamento de Nariño” se realiza con el acompañamiento de Eyder Gómez, Ph.D. y docente de la U.N. Sede Palmira, y el Grupo de Investigación Tecnologías Emergentes en Agroindustria (TEA) de la Universidad de Nariño.

Tomado de Agencia de Noticias UN.