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Entidades enfocadas en el desarrollo agropecuario, la academia y el apoyo gubernamental influirían en la decisión de los agricultores de adoptar manejos orgánicos o agroecológicos en sus cultivos, frente a los convencionales.

En un estudio realizado por la docente Ángela María Londoño M., doctora en Agroecología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, se identificaron varios factores que inciden en los agricultores –en este caso 93 platanicultores del Quindío– para tomar decisiones sobre el manejo que le van a dar a sus sistemas productivos.

Entre los actores sociales que inciden directa o indirectamente en la toma de decisiones de los agricultores se encuentran las Unidades Municipales de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata), las Corporaciones Autónomas Regionales (CRQ), la academia, las Empresas Prestadoras de Servicios de Asistencia Técnica Agropecuaria (Epsagro), las asociaciones de las cuales forman parte y los proveedores de insumos biológicos.

Por medio de la metodología multicriterio, una herramienta que evalúa las posibles soluciones a algún problema y que se usa como apoyo para tomar decisiones, se tuvieron en cuenta factores económicos, como el nivel de ingresos, ahorro y diversidad en la fuente de ingresos de los agricultores, para conocer qué alternativas se adaptan a ese contexto de los productores.

Allí también se consideraron tanto los beneficios ambientales, ecosistémicos y en la salud humana y del suelo, como la agrodiversidad y el uso de los recursos internos de la finca.

En el aspecto político y social se evaluó la autonomía para tomar decisiones frente a su actividad; en las variables del conocimiento local y el talento humano se analizó la potencialidad y formación de los agricultores para adoptar alternativas de manejo diferentes a las convencionales.

Prácticas culturales

La cultura –que implica la relación hombre-naturaleza– fue un factor determinante, pues este vínculo se ha deteriorado porque los agricultores de este departamento, por recibir paquetes tecnológicos para desarrollar sus procesos productivos, especialmente en la caficultura, han perdido la capacidad de observación y de apropiación de su entorno natural.

Además, la investigadora hizo un análisis histórico, pues inicialmente el plátano y el café tenían la misma posición en las actividades de finca, hasta que el café cobró fuerza y se establecieron monocultivos que relegaron el plátano.

Cuando se presentó la crisis cafetera, el plátano empezó a resurgir y volvió a posicionarse en el departamento, hasta llegar a ser el primer producto dentro de la canasta productiva quindiana.

En este proceso, muchos platanicultores adoptaron las tecnologías usadas en Urabá, como proteger el racimo con una bolsa con insecticida para que sea más estético, e involucrar más prácticas culturales al cultivo.

Así mismo, las lógicas cafeteras se traslaron a la platanicultura, como por ejemplo depender de una institución, en este caso la Federación de Cafeteros, que siempre les da el paquete tecnológico a los agricultores, mientras que no pasa lo mismo con los productores de plátano.

Al cruzar esas variables se encontró que en la toma de decisiones los agricultores son muy cercanos a la academia pero lejanos de actores estatales y de proveedores de insumos.

Para que estos se decidan a actuar influyen dos consideraciones: la actitud –posición frente objetos o situaciones que le rodean– y la motivación, que lo mueve a actuar, explica la docente.

La actitud se midió con la herramienta Likert, por medio de la cual se hicieron preguntas en positivo, y con la que se concluyó que ellos tienen una posición favorable frente al cambio. A propósito, un elemento clave es que sientan que con el proceso convencional afectan tanto el entorno natural en el que desarrollan su actividad productiva como su salud y la de sus colaboradores.

En cuanto a la motivación existen dos elementos clave: los motivos intrínsecos y los extrínsecos. Los primeros son propios del decisor; aquí los agricultores son conscientes del daño que ocasionan al agroecosistema manejando el cultivo con insumos provenientes de la industria petroquímica y de agrotóxicos.

En cuanto a los motivos extrínsecos, o externos, los agricultores sienten que faltan políticas públicas que estimulen modelos de producción distintos a los convencionales, pues es difícil generar la transición a manejos ecológicos o agroecológicos sin acompañamiento técnico-económico, no solo para mejorar su producción agrícola, sino para integrar sistemas pecuarios o forestales.

“En esta zona el impuesto predial es muy alto, por ser turística –influenciada por la cercanía a Panaca y al Parque del Café– y por tanto los agricultores no cuentan con subsidios ni compensaciones monetarias que les ayude a sostenerse cuando las producciones no son favorables”, agrega la agroecóloga.

Para tomar decisiones frente a alternativas de producción ecológica, los agricultores necesitan no solo que les demuestren que otros manejos van a presentar igual o mayor beneficio técnico-productivo y socioeconómico, sino también el acompañamiento de los actores cercanos, y más aún del respaldo de políticas públicas que los apoyen en su labor.

Tomado de Agencia de Noticias UN.