Escudo de la República de Colombia

Ocho líneas de ají demostraron –de manera preliminar– tolerancia marcada a las bacterias que atacan las hojas y los conductos vasculares afectando el metabolismo de la planta y que se constituyen en el tercer factor limitante en la producción de este cultivo en el mundo.

Los primeros resultados se lograron gracias a la ingeniera agrónoma María del Carmen Garcés, estudiante de la Maestría en Ciencias Agrarias, línea de investigación Protección de Cultivos, de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, quien evaluó las líneas de ají y pimentón (del género Capsicum) que en estudios anteriores se habían identificado como tolerantes a enfermedades bacterianas y fungosas, sobre todo al omiceto Phytophthora capsici.

De las 25 líneas élite que se estudiaron de manera preliminar, se seleccionaron para la investigación: ají cayenne (o pimienta roja), ají habanero, ají tipo jalapeño, chile tabasco y pimentón.

Simultáneamente se visitaron las zonas productoras en el Valle del Cauca, que comprende los municipios de Bolívar, Candelaria, La Unión, Roldanillo, Rozo y Toro, donde se identificaron los focos de las enfermedades y los daños por patógenos que estaban teniendo los cultivos.

En esa salida se recolectó material vegetal, al que se le aislaron –en laboratorio– las bacterias usadas para la evaluación. Para este procedimiento se tomó el material infestado y se sembró en medios selectivos y semiselectivos por cada tipo de bacteria.

Bacterias en observación

Cuando se tuvieron estos aislamientos se comprobó que las bacterias sí correspondían a los patógenos deseados, haciendo una extracción de ADN de estas, que se envió a secuenciar. El resultado arrojó que se trataba de Xanthomonas, Pectobacterium y Ralstonia.

La Xanthomonas ataca las hojas iniciando con pequeñas manchas cloróticas que se van agrandando y disminuyen las tasas fotosintéticas; además se esparce rápidamente por el cultivo. La Pectobacterium, por su parte, entra al fruto y lo licua por dentro sin dañar la epidermis; es una pudrición acuosa muy difícil de controlar.

Ralstonia entra por las raíces y afecta los conductos o haces vasculares impidiendo la entrada de agua y nutrientes; la planta se empieza a marchitar y se deseca hasta morir.

En invernadero se sembraron las semillas de las variedades de ají y pimentón, y cuando las plantas alcanzaron 3 o 4 hojas completamente desarrolladas se evaluaron las bacterias y se aplicó –según protocolos de laboratorio– una solución bacterial a las hojas por encima y por el envés. En la parte de encima se hacen tres agujeros y se aplica una gota de solución a cada uno.

Después se hace un seguimiento durante 15 días, pues las bacterias necesitan de 4 a 5 días con condiciones adecuadas de ambiente y temperatura para adaptarse a la planta.

La evaluación demostró que la bacteria entra a la planta y causa daño, pero este no continúa pues la planta lo tolera y sigue su producción de hojas y frutos, aunque de manera más limitada. “El riesgo es que el patógeno pueda romper la tolerancia y volver susceptibles las plantas”, explica la investigadora.

Identificar estas fuentes de tolerancia a enfermedades bacterianas en el germoplasma de Capsicum ayudaría a implementar el mejoramiento genético como parte de una estrategia de control y manejo, y beneficiaría a grandes y pequeños cultivadores en el departamento.

Actualmente el Valle del Cauca es el segundo departamento productor de Capsicum, después de Antioquia. Según cifras de la Unidad Regional de Planificación Agropecuaria (Urpa), los cultivadores pierden cerca del 30 % de sus cultivos a causa de las enfermedades que atacan principalmente el fruto, que es la parte comercial, y además deben asumir costos elevado de los insumos para controlar los patógenos.

Esta investigación, dirigida por el Ph. D. y docente de la U.N. Sede Palmira, Mario Augusto García, y codirigida por el candidato a doctor Carlos Huertas, cuenta con la financiación de la U.N. Sede Palmira.

Tomado Agencia de Noticias UN.