Escudo de la República de Colombia

Seis meses después de poner en marcha un proyecto que busca preservar esta especie, a través de la instalación de zoocriaderos, se logró que los ejemplares alcancen pesos óptimos en poco tiempo.

En la actualidad, gracias al convenio firmado entre la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y la Universidad Nacional Sede Palmira, el incremento de ejemplares ha sido importante, pues el trabajo inició con ocho animales, dos machos y seis hembras, y hoy suma 31 ejemplares, entre los cuales hay dos camadas en lactancia (seis ejemplares).

Una de las explicaciones de este incremento está relacionada con la alimentación. En cuatro meses de ceba y con una dieta rica en un 30 % en proteína, las zarigüeyas han alcanzado un peso de 1.400 gramos (g).

El trabajo, realizado por la zootecnista Lina Marcela Gómez López de la U.N. Sede Palmira, sobre la obtención de los pesos, se debe al suministro de tres dietas con 18 %, 24 % y 30 % de proteína a estos animales, conocidos como chuchas. Estas dietas son diseñadas a base de mango, piña, banano, guayaba y pasta de pollo.

“Se les ha hecho una variación en la dieta de gestación, para ello mezclaron vísceras (hígado, corazón y mollejas) porque es más digestible que la pasta de pollo que utilizábamos”, añade la estudiante de la Maestría en Ciencias Agrarias.

Por otro lado, de las primeras hembras criadas en cautiverio obtuvieron de una a dos crías en el primer parto. Dentro de nueve meses la meta es que produzcan seis, para ello hay que esperar a que alcancen la madurez sexual.

De igual manera, en este tiempo, la condición relacionada con las altas temperaturas mejoró, para ello se mantuvo entre 15 y 22 °C como máximo. Esto ha evitado las muertes de los ejemplares, pues se han instalado aspersores que emiten vapor de agua y absorben el calor intenso generado por el fenómeno de El Niño.

A su vez, gracias al monitoreo nocturno con cámaras de visión infrarroja, detectaron que los adultos dedican parte de su tiempo a descansar mientras los jóvenes prefieren jugar o estar más activos.

Zoocriaderos evitan caza indiscriminada

De esta forma, destaca la joven investigadora, la U.N. trabaja en el fortalecimiento del hábitat de la zarigüeya, un animal que ha visto amenazada su existencia por la alta cacería ejercida, especialmente por las comunidades afro de zonas como Jamundí.

Según la zootecnista Gómez, una de las causas de la cacería indiscriminada está asentada en la creencia popular de que el consumo de chucha sirve para curar a las personas enfermas o débiles. Además, su carne es apetecida en eventos especiales como bautizos, donde se prepara en guisados o arroz atollado.

El impacto de su alta demanda ha sido tal que antes se les encontraba en cualquier parte en esa zona; ahora los pobladores tienen que ir hasta tres kilómetros o más para obtener unos cuantos ejemplares.

No obstante, en el Artículo 31 del Decreto 1608 de 1978, expresa que “La caza de subsistencia no requiere permiso, pero deberá practicarse en forma tal, que no se causen deterioros al recurso”.

Es por esto que el trabajo mancomunado entre la U.N. y la CVC se centra no solo en la recuperación de las poblaciones de este animal, también en “crear conciencia en los habitantes para que comprendan que su consumo produce un desequilibrio ecosistémico”, concluye Gómez.