Escudo de la República de Colombia

Mientras las prácticas tradicionales en cultivos de arroz riego generan una pérdida de la estructura del suelo, en las de secano se presentan problemas de infiltración, compactación y rastros de erosión.

El arroz riego es el que más afecta las propiedades del suelo, pues al tenerlo sometido a una lámina de agua de manera constante (inundación), muchas partículas quedan en suspensión durante la preparación en húmedo (fangueo) y, al drenarse los lotes para continuar el proceso de producción, estas se van.

La labranza del arroz secano también hace perder parte de la movilidad del agua. De seguirse con el uso intensivo de implementos y maquinarias agrícolas en esta, se puede producir una compactación y sellamiento del suelo que requeriría un proceso natural, inversión y tiempo para recuperarse.

Así lo plantea en su investigación David Alejandro Muñoz, ingeniero agrícola y magíster en Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, y miembro del grupo de investigación de la sede “Indicadores sencillos de degradación de suelos”.

Según el docente, el arroz secano tiene un sistema de riego por precipitación, es decir, se riega en época de lluvias. En cambio, el cultivo de arroz riego intermitente, también conocido como inundación, es aquel que tiene un canal que lo abastece de agua.

El estudio del profesor Muñoz midió los procesos degradativos de los suelos por la labranza convencional en el municipio de San Luis de Palenque (Casanare), zona que permite distinguir los dos sistemas de tratamiento.

Para determinar los cambios que en la actualidad se generan en los suelos por esta labranza, se realizó el muestreo con tres repeticiones en cada punto, para detectar la variabilidad de sus propiedades físicas (densidad aparente, porosidad, humedad, infiltración), y químicas (pH y materia orgánica).

Mapas de suelos

Después de recolectar toda la información de las propiedades químicas y físicas de los suelos, además de los cambios que estaban presentando, el investigador diseñó un conjunto de mapas de las zonas donde se realizó el muestreo con el Sistema de Información Geográfica (SIG).

Tales mapas permitieron hacer una proyección del futuro de esos suelos de continuarse con la labranza tradicional: el fangueo generaría cambios severos en la estructura del suelo, en otras zonas se empezaría una aceleración de procesos degradativos, y la presencia de grandes ríos produciría una pérdida de suelo por capas, pues este no tendría suficiente amarre.

La creación de estos mapas es de gran importancia, ya que el departamento solo cuenta con mapas de suelos que permiten identificar la parte productiva y no la parte natural. Este estudio crea una nueva línea de información sobre los efectos que está causando el modelo tradicional de producción.

Por último, la investigación pone al descubierto la necesidad de desarrollar una metodología que se pueda replicar en zonas de producción arrocera, en las cuales se integren modelos conservacionistas para garantizar a futuro el recurso del suelo, del cual depende la producción para la supervivencia del planeta.

Tomado de Agencia de Noticias UN.