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La Metodología Aplicada a Comunidades Rurales del Posacuerdo (Macpos) trabaja con poblaciones vulnerables por el conflicto armado contribuyendo al empoderamiento, la transmisión de saberes y la productividad del campo.

Macpos nace después de identificar el quehacer y las necesidades de los pobladores de San José de Albán (Nariño), específicamente la Asociación Agropecuaria de Productores de Panela (Apropal).

Esta metodología fue diseñada por el investigador Jorge Alberto Vélez Lozano, docente de la Universidad de Nariño y estudiante del Doctorado en Agroecología en la línea de Desarrollo Rural de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira. Cuenta además con la participación de agricultores de Albán, de los asociados a Apropal y de algunos docentes.

La primera fase de Macpos analiza la influencia de las mujeres y los jóvenes de la Apropal en el reconocimiento de su ámbito económico, ambiental y social; la segunda identifica los factores que inciden en el liderazgo y la autogestión como componentes de productividad, y la tercera diseña propuestas para fortalecer esos dos componentes.

En esta última se plantea un proyecto productivo y la creación de una escuela agroecológica, con el fin de fortalecer el proceso formativo de los jóvenes para incrementar el sentido de compromiso regional y la reedificación de sus propios objetivos y propósitos comunitarios.

El proyecto productivo, que plantea generar fertilizantes orgánicos para caña panelera, surgió de la propuesta juvenil como idea de negocio, pues Apropal ya tiene productos como la panela pulverizada para competir en el mercado. La capacitación en la producción del abono orgánico se realizó a través de una alianza con la Asociación de Técnicos Agroecológicos Rurales (Atar).

Con este fin, en el marco del posacuerdo la Asociación vinculará a 10 ex combatientes generando un espacio de reintegración a la vida civil de estas personas.

El proyecto será financiado por Propaís, programa que trabaja con comunidades sometidas por el conflicto, con una inversión de 140 millones de pesos. Además, cuenta con la vinculación de la U.N. Sede Palmira, la Universidad de Nariño, y la cooperación internacional del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), de Costa Rica.

El investigador considera que este proyecto le da trascendencia a la ciencia involucrándola con el campo y la comunidad, al brindar herramientas sostenibles para que las microempresas rurales crezcan y vinculen a sus familias.

Secuelas de la violencia

El municipio de Albán tiene una historia de sometimiento a procesos de violencia que dejaron secuelas en sus pobladores y que propiciaron desplazamiento, tomas guerrilleras, muertes de civiles e impactos en niños y jóvenes, pues las escuelas fueron arrasadas por la violencia.

La actividad económica del municipio se basa en la producción de café, frutales y caña panelera. La inestabilidad de los precios lleva a que la prioridad en los cultivos sea para esta última, pues en un cafetal la inversión varía entre 12 y 15 millones de pesos, mientras que en esta la inversión es de aproximadamente cinco millones de pesos.

En el segundo plan, creado con el apoyo de profesionales de diferentes áreas, se busca orientar un proyecto centrado en la creación de escuelas agroecológicas para el relevo generacional, formando “herederos del campo”. El objetivo es fortalecer lo rural con la juventud.

En este periodo de posacuerdo, la Macpos aporta en la posibilidad de crear empresas para generar recursos y mejorar la calidad de vida de los pobladores. Además, es un proyecto de reconstrucción del tejido social que convierte las poblaciones vulnerables en agentes de cambio.

Finalmente, el docente resalta que el impacto de Macpos está en la aplicabilidad de esta metodología en múltiples ambientes, motivando cambios positivos para el posacuerdo, el campo y el país.

 

Tomado de Agencia de Noticias UN.