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Resultados preliminares de una investigación adelantada en el área de bosque seco del valle geográfico del río Cauca muestran que el 26 % de las áreas naturales que había en 1984 todavía se mantienen, pero el porcentaje restante está en medio de monocultivos de caña y en manos privadas.

De continuar así, lo más probable es que estas áreas naturales lleguen a desaparecer, ya que el cultivo de caña de azúcar y la construcción de la represa la Salvajina, que regula el cauce del río Cauca, son perturbaciones relevantes en el paisaje.

La construcción de la represa ha alterado el régimen hidrológico del río Cauca, que en su dinámica sostiene relaciones ecosistémicas con los humedales. Por otro lado, predicciones indican que para el Valle del Cauca el aumento de la temperatura puede llegar a estar 3 ºC por encima de la media.

En el Valle del Cauca existen alrededor de siete fragmentos de bosque seco que están protegidos, y existen otros en propiedad privada. Este ecosistema representa menos del 10 % a nivel nacional, en donde los bosques secos más importantes y conservados están en la región Caribe y los Llanos Orientales, según una publicación realizada por el Instituto Humboldt en 2014.

La investigación adelantada por la ingeniera ambiental Diana Patricia Alvarado, magíster en Ingeniería Ambiental de la U.N. Sede Palmira y estudiante del Doctorado en Ecología y Protección Ambiental de la Universidad Palacký Olomouc en República Checa, busca determinar el potencial de recuperación del área de bosque seco que se encuentra en el valle geográfico del río Cauca, que se encuentra entre los departamentos del Cauca, Valle del Cauca y Risaralda.

“Uno de los objetivos es conocer si de alguna manera tales perturbaciones lo han afectado, en qué nivel se ha dado esa afectación, y además identificar la interacción de estos con el cambio climático”.

La metodología

El estudio de la ingeniera Alvarado se realizará en tres fases. En la primera trabajará con información de especies arbóreas y vegetales previamente recolectada en diferentes bases de datos de registros biológicos, tanto en el ámbito nacional como en el internacional; además se apoyará en información cartográfica como el mapa de la distribución del ecosistema en Latinoamérica, en Colombia y en la región del valle geográfico del río Cauca.

La investigadora explica que conocer las diferentes especies que están asociadas con el bosque seco a escala continental, nacional y local permitirá inferir sobre los procesos migratorios de especies o la diversificación de estas, según los cambios que han ocurrido en el ambiente; así mismo facilitará el reconocimiento de las condiciones del hábitat de cada especie, temperatura, humedad, precipitación y las condiciones del suelo en que se encuentran.

De esta manera, menciona, se busca definir en el departamento cuáles serían las áreas potenciales en que se podría encontrar la mayor cantidad de especies en un espacio determinado y, de esta forma, proyectar el territorio y definir cómo se verá el bosque seco en el futuro.

La segunda fase requerirá el desarrollo de modelos que faciliten la tarea de proyectar en el tiempo y el espacio, cual es el sitio más apropiado para diseñar e implementar acciones de restauración y uso sostenible del bosque seco.

La tercera fase consta de trabajar con imágenes satelitales para identificar cómo ha cambiado el uso del suelo en la zona plana del valle geográfico del río Cauca, es decir el norte del Cauca, la zona plana del Valle del Cauca y la zona sur del departamento de Risaralda.

En esa fase se podrá identificar cómo ha cambiado la cobertura de las áreas naturales y reconocer su ubicación, cuáles han persistido en el tiempo, cuál es el estado de esas áreas, qué especies están allí, y si son herbáceas, arbustos o árboles.

Estas características permiten evaluar si el ecosistema está muy “enfermo”, en recuperación, o si está bien y se pueden promover estrategias de conservación.

Con los resultados de la investigación se quiere aportar información que contribuya a la conservación del bosque seco en toda la región del valle interandino del río Cauca, a través de instrumentos de ordenamiento territorial encaminados a la sostenibilidad de este ecosistema.

La importancia del bosque seco

Este tipo de ecosistema contribuye a la fertilidad del suelo, pues en época de sequía la vegetación tiende a perder sus hojas, que se acumulan en el suelo y realizan un proceso lento de degradación. Cuando empiezan las lluvias, toda esa materia orgánica acumulada aporta nutrientes al suelo.

Con sus grandes árboles influyen también en la regulación del clima. Estos se encuentran generalmente en climas cálidos y sirven como sombra, manteniendo la temperatura estable y amena.

La pérdida de hojas de estos árboles permite que especies más pequeñas se beneficien de la luz disponible y los nutrientes, de manera que cuando crezcan se dé un relevo generacional o sucesión ecológica.

La investigación de la ingeniera Alvarado cuenta con la supervisión de Bořivoj Šarapatka, CSc., profesor asociado al Departamento de Ecología, Facultad de Ciencias de la Universidad Palacký Olomouc; además, participa como asesor externo el profesor Joel Tupac Otero, de la Facultad de Ingeniería y Administración de la U.N. Sede Palmira, y tiene el apoyo del Grupo de Investigación en Orquídeas, Ecología y Sistemática Vegetal de la Sede.

La investigadora cursa sus estudios en la Universidad Palacký Olomouc gracias a una beca de doctorado otorgada por el Gobierno de la República Checa a través del Ministerio de Educación, Juventud y Deportes.

Tomado de Agencia de Noticias UN.