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El proyecto se desarrolló pensando en la necesidad de fortalecer los miembros inferiores y superiores de seis pacientes en situación de diversidad funcional, específicamente, en la motricidad fina y gruesa.

Los beneficiados con la intervención fueron seis hombres y mujeres entre los cinco y 25 años, que hacen parte de la Fundación Oímos en Palmira (Valle del Cauca), y que presentan situación de déficit a nivel motor y cerebral, lo cual les limita la realización de diversas tareas que proporciona el desarrollo de las capacidades de motricidad fina y gruesa.

Teniendo en cuenta diversos casos de personas de diferentes edades en situación de movilidad compleja, Diana Lorena González y Édison Darío Criollo, diseñadores industriales de la Universidad Nacional de Colombia Sede Palmira, diseñaron y elaboraron un sistema que les permitiera a estas personas fortalecer sus músculos, desde el nodo proyectual Diseño y Uso, a cargo de las docentes Patricia Herrera Saray y Eliana Castro Silva.

La diversidad funcional aborda la atención especial que requieren personas que se encuentran en situación de discapacidad a nivel físico, mental o sensorial.

La motricidad fina es la capacidad que tienen las personas de realizar movimientos o acciones que requieren de precisión, para lo cual intervienen diferentes partes del cuerpo -labios, lengua, manos, muñecas, y dedos- en actividades como cortar, desmenuzar y agarrar.

Por su parte, en la motricidad gruesa, en el caso de los bebés, las actividades tienen que ver con concentrarse en rodar o gatear; no obstante, las prácticas en ambos casos dependen de la edad de los niños y cambian según las condiciones culturales. Por eso, en los adultos, éstas se evidencian en la capacidad para caminar, correr y saltar.

De esta manera, se elaboró un sistema, equivalente a un gimnasio especial, con dos agarraderas que permiten interactuar a tres alturas distintas y se adaptan al perfil de cualquier usuario.

“Este mobiliario juntó más de lo previsto a los niños a su alrededor, lo que produjo una socialización interesante”, comenta la estudiante de décimo semestre, Diana Lorena González Borrero.

Además, el elemento que tenía medidas en el suelo les permitió a los niños contar hasta dónde llegarían y generar competencia entre los participantes.

No obstante, junto a la fisioterapeuta de la fundación, se realizó un diseño de manera colaborativa, para facilitar aún más la interacción existente entre los pacientes y el sistema propuesto por los estudiantes.

Así lo confirma Teresa Tovar, coordinadora académica de la fundación, quien manifiesta: “fue un muy buen proyecto para la parte de fisiatría”, que puede ser potenciado para las terapias de refuerzo.

Para la elaboración del sistema, se dibujaron e hicieron las partes en MDF (madera aglomerada), tubo de hierro y fibras elásticas, entre otros elementos que permitieran una adecuada interacción entre los jóvenes y el complejo.

(Por: Fin/HAA/MLA/JAAH)
N.° 442

Tomado de: Agencia de Noticias UN.