Imprimir


Esta región requerirá por lo menos dos millones de litros diarios para surtir la demanda en las próximas dos décadas. Cubrir esa necesidad y hacer frente a los cambios del mercado, exige mejorar la calidad genética de los animales, la productividad de la leche por hato y la calidad de alimento por vaca.

 

Para mejorar la competitividad del sector es importante optimizar la infraestructura de vías secundarias y terciarias, especialmente en la zona de ladera, cerca de 1.2 millones de hectáreas (cuatro veces la zona plana), y tiene un retraso de por lo menos 50 años en desarrollo.

“Esto hace que los productores lleguen con sobrecostos del 15 % y el 20 % al mercado local y nacional, lo que afecta la rentabilidad y calidad higiénica de los productos”, afirma Fernando Morales Vallecilla, docente de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira.

Pese a ello, una investigación adelantada por el zootecnista en 52 fincas de lechería especializada en el Valle del Cauca, señala que varios productores han logrado ofrecer su leche en el mercado con precios entre 0,27 y 0,3 dólares (es decir, entre 800 y 900 pesos en promedio por litro), lo cual los hace competitivos, ya que el precio de la leche importada sería de 1.100 y 1.150 pesos.

Según el académico, para consolidar el potencial lechero de la región, “el sistema financiero debe disminuir costos en servicios y ampliar plazos acordes a los proyectos para permitir la renovación tecnológica. El gobierno, a su vez, debe mejorar los servicios públicos (en especial la energía), y apoyar el desarrollo de distritos y sistemas de riego”.

Además, es imperativo establecer estrategias que permitan incrementar el consumo per cápita de carne y leche en el país; de manera que los productos de calidad a precios competitivos lleguen a todos los estratos de la población. Precisamente, a pesar de que la FAO recomienda consumir 180 litros de lácteos por persona al año, en Colombia se beben en promedio 141 litros por individuo.

Sistemas en reestructuración

Para el desarrollo de su investigación doctoral, el docente identificó cuatro sistemas de producción de leche en la región: el Pastoril de Baja Suplementación (SPBs); Pastoril Intensivo o Silvopastoril con suplementación media, es decir, con presencia de árboles y arbustos; el Mixto Pastoril con suplementación forrajera y Ración Parcial, caracterizado por rotación de potreros y uso de alimentos suplementarios; y el Sistema Pastoril de Ganadería Industrial (SP+GI), que se diferencia de los otros por el tipo de gerenciamiento (basado en costos, presupuestos e indicadores).

En todos ellos, una mayor escala productiva (más litros de leche por día) permite diluir costos fijos como mano de obra, impuestos prediales y mantenimiento de los predios.

Las fincas estudiadas tenían un promedio 41,3 hectáreas (has) productivas, 65 vacas en ordeño y una carga animal (animales adultos por hectárea) de 3,2 con ganados taurinos de las razas Holstein, Jersey, Pardo Suizo y Lucerna, principalmente. También, se observó un crecimiento en los cruces con las razas Gyr y Brahman, puesto que los productores buscan aumentar resistencia a condiciones como el calor o fiebres causadas por parásitos, como las garrapatas.

Así, la producción por vaca en los sistemas especializados de ordeño, sin ternero, produjo entre 10 y 14 litros al día. Cuando eran sistemas pastoriles de baja suplementación o de doble propósito (leche con cría del ternero para carne), estos no superaban los cinco litros de leche por vaca, un aspecto que se atribuye más a la calidad de pasturas, deficiente manejo nutricional e incluso falta de programas de mejoramiento genético.

Según el profesor, los sistemas pastoriles regionales poseen pasturas con altas fibras, que limitan el consumo voluntario de los animales (de 8 a 10 kg de materia seca por vaca día); por ello la eficiencia productiva (kilogramos de leche producidos sobre kilogramos de materia seca consumida) no supera valores de 0,9 a 1,1 kg.

No obstante, los sistemas del Valle del Cauca son productivos en carga animal, si se tiene en cuenta que en el trópico alto (Antioquia o la Sabana de Bogotá, por ejemplo) la eficiencia productiva es de 1,2 kg y en modelos de alimentación (como la Ración Total Mezclada) aplicados en Estados Unidos, Argentina, México y Brasil oscila entre 1,3 y 1,4 kg.

Competitividad, el reto

Por otra parte, los cálculos del Costo de los Recursos Domésticos (CRD) y el Costo de Beneficio Social (CBS), para los sistemas en condiciones normales de precio social de la leche y costo de los recursos transables y no transables, mostraron índices menores a 1.

Esto indica que los sistemas lecheros de la región son competitivos; pero el indicador debe fortalecerse, pues está muy cercano a 1, debido al uso de recursos importados (maíz y soya), por ello es vulnerable a cambios en el precio internacional o a la tasa de cambio.

Ciertamente, los sistemas de producción de leche son competitivos con precios internacionales de más de 2.500 dólares y tasas de cambio superiores a los 2.500 dólares por tonelada.

Esto beneficiaría la producción local, si se desarrollan mecanismos para mejorar los sistemas agrícolas, fuentes de insumos como el maíz y la soya (los cuales dependen en gran parte del mercado externo) o fuentes alternativas de recursos que reemplacen parcialmente los productos importados.

De esta manera, se desarrollarían nuevas zonas de producción y ahorrarían divisas para la región, lo cual estará revertido en beneficios sociales para unos 8.000 pequeños productores lecheros vallecaucanos.

Tomado de: Agencia de Noticias UN.