Escudo de la República de Colombia

Ante los efectos naturales ocasionados por la presión de la continua actividad humana, la agroecología se posiciona una vez más como alternativa para mitigar los impactos ambientales.

 


“La agroecología permite el entendimiento de sistemas de producción campesina para favorecer los recursos biológicos, su diversidad y las comunidades”, sostuvo Jaime Eduardo Muñoz Flórez, docente, investigador y decano de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional Sede Palmira.

Un ejemplo de ello es la propuesta rural de posacuerdo que para Colombia, desde la Universidad Nacional y a través del Centro de Pensamiento en Desarrollo Rural, se ha construido entre diversos investigadores de la U.N., específicamente en la Sede Palmira donde se abordó el Acuerdo 01 de La Habana.

Este punto está relacionado con la tierra y sus sistemas de producción, y justamente la agroecología es una alternativa de trabajo, pues integra la producción limpia (sin químicos), en cooperación con las redes campesinas, de comercio justo, entre otros factores que propician una producción sustentable de la tierra y sus recursos con mayor equidad social.

“Se trata de dar una respuesta con propuestas a comités de diálogos y al gobierno según los parámetros presentados en el acuerdo 01 de La Habana. En tal sentido, la Universidad aporta al proyecto mediante las experiencias desde el Grupo de Investigación en Agroecología”, señala la docente Marina Sánchez de Prager, coordinadora del grupo y encargada de la iniciativa en la Sede.

De esta forma, la agroecología se proyecta como una alternativa ante un mundo cada vez más demandante de voluntad política, inversión y conciencia para implementar nuevas formas de producción sostenible de los recursos.

Justamente, hoy 22 de abril se celebra el Día de la Tierra que se enmarca dentro de la firma del Acuerdo de París sobre cambio climático, realizada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, teniendo en cuenta que el pasado 12 de diciembre de 2015, 196 Estados del mundo se comprometieron a trabajar en la reducción de la temperatura del planeta, mediante diversas estrategias.

No obstante, todas las reuniones globales de Kioto, Balí, Copenhague, Cancún, Durban, Varsovia, Lima, París, respecto al cambio climático, han fallado.

Un ejemplo de ello es el permafrost (o la capa de hielo del Ártico), “que permanece siempre congelado hasta dos años, se extiende al 16 % de la superficie terrestre y se está fracturando y liberando gas metano”, señala Óscar Rivera Luna, ingeniero agrónomo de la Sede Palmira.

Respecto a Colombia, el ingeniero advierte que no se han realizado propuestas precisas y viables para reducir en un 20 % las emisiones de gases a la atmósfera, a la cual el país le representa un 0.45 % de todas las emisiones del planeta.

Asimismo, de 2015 a 2016, solo en Santiago de Cali ha habido cerca de 73 barrios afectados por racionamiento de agua, producto del cambio climático, además de incorrectas prácticas ambientales por parte de diversos grupos e individuos, a través de actividades como tala de árboles, minería de oro, carbón, entre otras dinámicas indiscriminadas.

“En 1964, en trabajo de campo, en un cultivo de maracuyá, pude contar hasta 200 abejones o polinizadores de esta planta. Pero la última vez, recientemente, en un día solo pude encontrar uno de ellos; se han ido desapareciendo las crisopas, mariposas monarca y otros insectos, sin contar la diversidad de plantas afectadas por eso”, concluye Rivera.

Este balance fue presentado en el Seminario Agroecológico "Ciencia, Encuentros y Saberes 11.º Año", liderado por el Grupo de Investigación en Agroecología de la Universidad Nacional Sede Palmira.

(Por: Fin/HAA/dmh/APBL)
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Tomado de: Agencia de Noticias UN