Escudo de la República de Colombia

Este repertorio está conformado por un total 180 especies de 45 familias de plantas encontradas en las plazas de mercado de ambos municipios del Valle del Cauca.

 

Teniendo en cuenta que en Palmira y El Cerrito no había información que abordara la identificación del tipo de plantas comercializadas existentes en las plazas de mercado y sus diferentes usos a nivel medicinal o curativo, ornamental, culinario y hasta mágico, entre otras posibilidades, investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira se dieron a la tarea de elaborar el primer inventario de este tipo en ambos municipios.

En Colombia se han adelantado trabajos etnobotánicos asociados a plantas medicinales en comunidades indígenas del Amazonas y Putumayo, pero no en zonas urbanas o rurales.

Tras realizar una serie de entrevistas a los vendedores de este tipo de plantas, así como la indagación de las formas de preparación y transformación de las plantas, su obtención y demanda por los consumidores, se encontró que, en ambos lugares, la parte de las plantas más utilizadas son las hojas: 45 % y 47 %, respectivamente para cada municipio.

“El tallo es empleado un 19 % en Palmira y un 24 % en El Cerrito. En esta última localidad se usa en más del 10 % con fines “mágicos”; y para el primer caso se emplea con la misma intención en un 45 %”, afirma el investigador Andrés Felipe Vergara Gómez.

Las hojas y los tallos suelen ser utilizadas en forma de infusión (49 y 53 %, respectivamente). Y su presentación física más habitual en fresco es en un 30 % para Palmira y 70 % para El Cerrito.

A pesar de la cercanía geográfica, las plantas que llegan a los mercados de las localidades difieren en estatus (local o introducida, silvestre o cultivada) y en atributos, como el sabor y el efecto. Las especies usadas para El Cerrito son principalmente locales (70 %).

Los negocios que ofertan las plantas medicinales suelen ser de carácter generacional, es decir que el conocimiento se transfiere de forma oral mediante padre o abuelos a sus hijos y nietos. Esto permite que el saber se conserve”, señala Miguel Macgayver Bonilla Morales, uno de los realizadores del estudio.

Gracias a estos conocimientos transgeneracionales, se encuentran plantas medicinales como la caléndula, cuyos usos están enfocados en solucionar problemas de hígado, hongos, cicatrizaciones; la sábila utilizada en lo estético, los triglicéridos y la gastritis; y el hinojo empleado para el mal aliento, parásitos, gases, entre otras afecciones.

No obstante, en Palmira, por ejemplo, la mayoría de plantas medicinales se adquieren por ser de doble uso, es decir, también son consideradas “mágicas”, y por eso se utilizan en acciones esotéricas.

Tal es el caso de la sábila que “aunque se comercializa en ambos municipios como una planta medicinal, también es utilizada en temas de superstición, pues se cree que aleja las malas energías y conserva las buenas”, menciona Richard Danilo Peña Cuellar, otro de los investigadores.

De esta manera, concluye, la cultura local (saber ancestral) y la diferencia intergeneracional sobre algunas variables son determinantes para el uso, el manejo y la conservación de las especies útiles.

Para el estudio, dirigido por la profesora Creucí María Caetano, de la U.N. Sede Palmira, también se llevó a cabo un inventario taxonómico (clasificación de familias, géneros, especies, etc.) mediante nueve categorías: valor de uso, valor medicinal, valor mágico, valor aromático, valor condimentario, valor alimentario, valor ornamental y valor estético, los cuales permitieron comparar las características de las especies en ambos municipios.

Para la identificación taxonómica a nivel de familia y género se colectaron ejemplares y especímenes del Herbario Valle y la U.N. Sede Palmira y se les realizó registro fotográfico.

(Por: Fin/HAA/dmh/APBL)
N.° 681

Tomado de: Agencia de Noticias UN.