Escudo de la República de Colombia

Una mesa ergonómica adaptada a la estatura de las mujeres que realizan manualmente el pelado de la cebolla junca evitará que adopten posturas inadecuadas que afecten su salud.


Los estudiantes Jorge Rincón y Alejandro Arias, de último semestre de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira, diseñaron este proyecto especialmente pensado para las actividades de pelado y empaque de la cebolla junca (o larga) que cumplen 13 mujeres cabeza de familia en el corregimiento de Tenerife (Valle del Cauca).

El proyecto surgió después de establecer que ellas no cuentan con puestos de trabajo que les proporcionen condiciones óptimas de ergonomía e higiene. Generalmente tienen cuatro canastillas sobre una superficie de madera en las que no se cuenta con un espacio para disponer los desperdicios.

Para llegar a su propuesta final, los jóvenes buscaron referentes mundiales de cómo se realiza la manipulación manual de alimentos.

Así, llegaron a “Adaptable”, una mesa adecuada a las características antropométricas de las operarias, pues cada una de ellas tiene una estatura diferente. Esta se puede graduar desde 75 hasta 86 cm. “Así quisimos cumplir con el principio de ergonomía según el cual el objeto o producto se debe adaptar a las características físicas de los usuarios”, afirmó Jorge Rincón.

La normativa determina además que en los puestos de manipulación de alimentos la superficie que tiene contacto con estos debe ser de acero inoxidable, pues otros metales se pueden oxidar o tener pintura cuyas partículas sean absorbidas por el alimento y llegar a afectar a los consumidores.

Producir cada mesa totalmente en acero inoxidable tiene un costo de dos millones de pesos, por lo que los estudiantes determinaron que solo la parte superior –que es la que tiene contacto con los alimentos– debería ser en este material, y así redujeron el costo a 600.000 pesos.

Sistema más limpio

“Adaptable” se realizó en una empresa mediana que se dedica a cultivar y distribuir cebolla junca no solo en atados “sucios” sino también previamente pesados, limpios y picados para su posterior despacho.

Las condiciones de sanidad también mejoraron, pues en los puestos improvisados las trabajadoras arrojaban los desperdicios al suelo, y como en este trabajo se usan insumos como caucho y etiquetas, estos terminaban mezclados con los residuos orgánicos, lo que obligaba a un trabajo adicional para separarlos.

Los estudiantes adaptaron un espacio a la mesa para colgar un costal que les permite a las operarias depositar allí los desechos orgánicos sin mezclarlos con residuos reciclables.

Con este proyecto los estudiantes Arias y Rincón también lograron un impacto ergonómico, pues agregaron un apoya-pies para que las señoras puedan equilibrar las cargas del cuerpo mientras trabajan y además evita la capa orgánica que se creaba en el suelo y que por la humedad generaba hongos en los pies de las trabajadoras, pese al uso de botas.

En el nuevo puesto las señoras ya no tienen que agacharse a recoger los atados de cebolla, pues el nuevo puesto dispone de un espacio para ubicarlas en la superficie evitando el esfuerzo físico y previniendo lesiones.

También se logró agilizar la tarea de limpieza del lugar, dado que ya no hay tanta basura alrededor, de manera que una tarea que les tomaba entre 15 y 20 minutos ahora la hacen en dos o tres.

Alejandro Arias sostiene que este es un aporte indirecto al agro de la región, pues “contribuimos a mejorar la presentación de la empresa, el trabajo es más seguro y se reducen los tiempos laborales”, concluyó.

Tomada de Agencia de Noticias UN.